jueves, 13 de diciembre de 2007

EL LLANTO

El llanto, es una emoción que tiene muchas lecturas, puede ser de emoción, de tristeza, de alegría, de rabia contenida, un desengaño amoroso ó de amistad. Acepto, cualquier lectura, de estás. Pero la única lectura que no acepto, es por la barbarie. Al son de la canción de Joan Manuel Serrat, en las cual es una de las tres canciones, que me hacen emocionar. Oigo, a una chica joven negra, llorar.

Yo, que vuelvo a la vida con las pilas cargadas y las de duracen, para que duren. Veo a una chica, llorar en este ciber, donde estoy ahora metido. Sus llantos son más aterradores, se va a un rincón. Y, yo, no tengo bastante con lo mío, que va, dejo lo que estaba leyendo y me voy a tranquilizarla.

La gente, que había, se quedaba, mirando; pero no hacían nada por calmar esos llantos. No digo que hagan algo, cada uno es libre, pero tampoco, me apetece, ni estoy con la gente que se quedan mirando como pasmarote, para ver, que va a pasar más tarde.

Mis problemas, se esfumaron y puse los sentidos en ella. Está chica, me mira, con extrañeza y empieza a chillar y luego me abraza, veo que para la gente, es un espectáculo. Cojo un clinex y le seco su cara, las lágrimas; todo por supuesto, con el máximo respeto.

Empieza a confiar y la saco de ese circo, que parece que han creado los mirones. Me dice, que se llama, Sara.

Le invito a ir a la cafetería a tomar algo, para calmarla; acepta, mi oferta. Pide un poleo, y nos vamos a una mesa apartada, para que se sienta libre.

Está en Valencia, dos meses, vino en una patera, a su amigo como lo llama, ella lo cogieron. Ella logro escapar, y ahora, se ha enterado de que, lo han devuelto a su particular infierno.

Me indica que esta con otras personas, en el viejo cauce. Es una chica, que debe tener unos veinte años. Demasiado joven, para estos golpes que te da la vida.

Le acompaño, hasta casi el rió, ella, no quiere, que siga, acompañándola. Pienso, que es por salvaguardar, su escondite y que no vea, como pasan los días en nuestra ciudad.

Me doy la vuelta y me vuelvo ha casa, pero su imagen, su llanto, me estremeció tanto, que estuve, toda la tarde, pensando en ella.

Una chica negra, joven, alrededor de unos veinte años, en un país extraño. Imagino, que sus compañeras de viaje, les pasara tres cuarto de lo mismo. Pero ese llanto tan desgarrador, no se me va de la mente.

Lo más bonito que hay en este mundo es la risa de un niño, la sonrisa de una mujer y una flor. Ella, era bonita, joven, pero había perdido la sonrisa, intente por unas horas, que la sacara y en algunos instantes del tiempo que estuve con ella, lo logre. Pero, creo que volverá a la cruda realidad.

¿ De verdad hay alguien arriba, que esta impartiendo Justicia ? ó ¿ es un plan tan bien elaborado por la Iglesia, para sacar dinero y que vivan unos pocos a cuerpo de Rey, a costa del pueblo ?.

3 comentarios:

Conxa dijo...

No hay nadie ahí arriba.

Un beso.

Angie Sandino dijo...

Realmente se ve que eres un hombre de gran corazón, y aunque es muy provable que la historia de la chica no cambie a un final feliz, al menos le has brindado la esperanza de que aún existe gente buena y le has escuchado sus problemas... y eso en estos días además de escaso es impagable.

Un beso...

EGOSTEIN dijo...

Claro que existe un Dios que se interesa por nosotros, por eso manda a ángeles como tú a la Tierra para ocuparse de los que sufren. Más pruebas?