sábado, 20 de octubre de 2007

A NINGUNA PARTE

Son las 02:10 h., y me noto bastante nervioso con la cita que tengo, hoy por la mañana. Mi cita, se llama "Jennifer López". Será una cita a ciegas y tan a ciegas, pues no la conozco aún.

Pero, a las 11:30 h. De hoy, me espera en la Avenida de Tabuenca, cerca del ciber, donde habitualmente voy. Pero, esto es otra historia. He salido a la calle; para motivarme, con la entrevista de Jennifer y darle una buena impresión.

Veo, durmiendo a un chico joven de color y otro que no lo distingo que estaba tapado con una manta.

Recuerdo un comentario de Mi Padrino, siempre me decía, cuando le indicaba, que mal me salían las cosas... Ahijado, imagínate que vas por la Avenida, comiéndote un paquete de fritos, que tanto te gustan, porque no tienes otra cosa que llevarte a la boca, si giras atrás esa cabezota tuya, que tienes encima de los hombros; veras, que las migas que caen, la recogen otros, para llevárselos a la boca...

Son las 02:29 h., y viene este recuerdo, la lección de maestría de mi Padrino. Porque acabo de ver, en la entrada de una boutique del centro de mi ciudad; a estos dos vagabundos durmiendo en el suelo, tapados con dos mantas, que seguramente, las abran encontrado en algún contenedor.

No hace frió, veo, en el termómetro que estamos a 16º, me adentro a la plaza del Ayuntamiento; y cuando paso, por una parada de bus, veo la publicidad de una película española... Las 13 rosas, que estrenan hoy viernes. Pero, me quedo pensando en la cita inscrita, para su promoción... Cuando todo esto haya pasado, alguien tendrá que recordarlo.

Y, eso me pregunto yo. No tengo derecho a quejarme por mi situación, ya que muchos, hemos vivido los sinsabores del desempleo. Veo, que otro sin techo, se me acerca, mientras escribo estas palabras.

Extiende su brazo derecho, con la palma de la mano hacia arriba, la mano bastante precaria. Note, que en varias semanas, incluso meses, que no se había lavado.

Le dije, que no podía darle nada, pues estaba en el paro. Me comprendió y se marcho... No muy contento con mi conciencia, me gire y le llame. Volvió, le pregunté a donde iba, y me dijo... A ninguna parte. Le invite, si quería acompañarme, en mi particular paseo y si quería desahogarse, aquí estaba.

Son las 07:03 h., acabo de dejar a Carmelo, no sin antes, haber subido a casa y prepararle 2 sanwiches; de chorizo con queso, uno y el otro, de jamón.

Me abrazo, y le note, que se emocionaba, vi sus ojos tristes humedecidos, lo vi alejándose de mi portal, mientras se giraba... me vocalizaba susurrando... Gracias, Juan. Que Dio te bendiga. Suerte.

Pero volvamos a unas horas antes de esta escena. Me contó, que se llamaba Carmelo, llevaba barba de no afeitarse, una buena mata de cabello rubio castaño. Todo empezó hace unos años.

Trabajaba en una gran empresa española. Pero, las malas influencia y que es una persona muy confiada, le llevo a su ruina. El tenía también, sus pequeños caprichos, que como todo el mundo, lo soportaba; pero cuando los caprichos de otros, se unen al suyo... ya es su ruina. Me juro y perjuro que no se drogaba y muchos menos, se pinchaba por la forma que me lo estaba diciendo le creí.

En su trabajo, era uno de los mejores, en su puesto. Tenía un buen sueldo. Durante los años que iba del 2003 a la actualidad, vivió en la calle. Había temporadas que le dejaban dormir en La Casa de la Caridad, pero solo a pequeñas temporadas escalonadas. Luego, se tenía que buscar la vida, para dormir.

Lo hizo, en una entidad bancaria, en la Estación de Autobuses, en la de Norte. Y, en verano; solía ir, al viejo cauce del río Turia, en la parte donde se encuentra el Gulliver y el L’Oceanografic; pues en el otro extremo del cauce, se encuentra El Banco de la Droga.

Mientras me relataba su historia, yo hacía verdaderos esfuerzos, para no emocionarme. Me comento, que cuando mas se asusto; fue un día, que estando comiendo en un albergue; vio a una chica, intentando clavarle un cuchillo a otra persona. Se asusto, porque todo esto, ocurrió a unos metros, de donde comía.

Se asusto, al ver esta escena desagradable y se le fue las ganas de seguir comiendo, ese día. Se marcho, no antes sin recoger los bocadillos, para su cena.

Pero, ese día, no fue él, quién se comió esos bocadillos. Cuando sé dirigía, a buscar cobijo, donde dormir; vio a un par de chiquillos de unos 8 años, tirados en el patio de un portal de la plaza América. Se los dio. Y, los pequeños, cuando se giro, para verlos, estaban devorando los bocadillos, como el león, devora a su presa. Mientras se alejaba, en la oscuridad de la noche; para poder cobijarse y poder descansar unas horas.

Le pregunte, por su familia y amigos… Juan, mi padre murió, siendo un niño y mi madre es… le cojo y le pongo el brazo por encima de su hombro. Entre lagrimas, me dice que los amigos, ya no están; pues ya les han sacado hasta la sangre, que ya no le queda ni siquiera una gota, para él.

Esta rendido y saco fuerzas de mi interior y, le abronco Carmelo, no te rindas. Demuestra esa valía que tuviste una vez despierta y ahora, esta dormida. Sácala y comete el mundo con patatas fritas. Pues si te ven que tu no confías en ti mismo, ¿ quién va a confiar en ti ?.

Puedo imaginar, lo duro que fue estos últimos años…

Juan, lo que mas me molesta, es; que encima que estás en el fango; la gente te mira con desprecio. Como si tuvieras una enfermedad contagiosa. No quiero dinero, y si no quieren darme un trozo de pan, que no me lo den. Pero, que no me humillen, ni me ofendan. Soy un ser humano y al igual que ellos, quieren que le respeten, yo también, quiero que me respeten. No soy un delincuente y me tratan como si lo fuera. Que me den trabajo; pero claro; yo ahora, no soy nadie. Según ellos, debo de tener, hasta las enfermedades que están por inventar. Te tratan peor que a una rata.


Le pregunto por su edad…32 años. Pero, su aspecto era de 50 años. Tiene arrugas, una cicatriz en la cara, de una pelea que tubo, pues defendió su cobijo de aquella noche.

No tengo derecho a quejarme… que razón tenía mi padrino, con el asunto de los fritos. Hay mucha más gente, que esta en peor situación que yo.


Simplemente, estoy en un lago y diviso tierra firme, tengo bastantes posibilidades de salir. Pero Carmelo, lo tiene más crudo, esta en el Océano, sin casi posibilidades de salir, pues no ve tierra firme.

Hay muchos Carmelos, en este mundo, a veces tan cruel. Los muchos Carmelos, que hay; también viven en un infierno, dentro del infierno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has conmovido y mucho....
Sabes? a veces conocer la historia de estas personas es bueno. Lástima que no todos nos atrevemos a averiguar el porque de su situación...Seguro que más de una vez nos sorprenderían.
Bsts.

Dejame que te cuente dijo...

ufff..
tremendo post.....
suele ocurrir...nos cruzamos con un mendigo sucio y harapiento y nos cruzamos de acera...nos da miedo...
y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra...
desde luego son martires en vida....y nosostors...la soicedad "acomodada" sus verdarederos torturadores..
en fin... me has conmovido..
no sé que decir...
:-(

Conxa dijo...

La única manera de no sentirnos el ombligo del mundo, es esa,ver la cruda realidad de todos aquellos que están peor y con diferencia de nosotros.
¿Con qué derecho nos podemos quejar nosotros de la vida...? Tiene razón tu padrino. Solo que la mayoría de las veces miramos a quien más tiene y queremos alcanzarles.....y se nos olvida valorar lo que tenemos.
si, es todo un lujo poder pasear comiendo una bolsa de fritos sin que nadie te rechace por tu aspecto.Desgraciadamente hay muchos Carmelos en este mundo tan insolidario.
Un beso.