sábado, 3 de octubre de 2009

VIAJE A LA VILLA: 1. EN BUSCA DEL BILLETE PERDIDO

Realmente el titulo me lo robó vil mente un tal Steven Spielberg. El titulo original es el que esta unos reglones más arriba.
La primera vez que pensé ir a ver a Mila y Elena fue a principio del verano. Aunque no estaba muy convencido pues no podía gastar mucho. Además, Sífu -la empresa donde trabajo- cuando hizo los cuadrantes me dio cinco fines de semana de fiesta para todo el año sólo y simplemente por hacer mal. Así que no le di mucha importancia a la idea.
Unas semanas después -mediados de junio- mientras leía los post de los blogueros-as y escribía en el ciber donde suelo ir; se me ocurre mirar los precios de las empresa de bajo precio en avión. Veo que en una -no recuerdo el nombre- costaba i/v unos 75 €. El gerente del ciber me indica que hay otras mucho más baratas y me pincha él en ríanayerestos irlandeses siempre se rien en pasado-.
Empiezo a rellenar los impresos para el fin de semana del 5 y del 6 de septiembre. Veo que me cuesta 26,50 €. En esa vorágine voy más allá y llamó al hotel San Antonio en el Paseo de la Florida.
El primer hotel que me hospede cuando fui a la capital sólo. Bueno iba con el equipo de balonmano del Cludevam allá en 1979. Llamarlo sentimentalismo -puede que haya algo de eso- pero llame, me costaba 84,50 € la noche y no se porque la reserve para esos días.
Dos días después llamó a Mila y se alegra como yo no tengo tarjeta de crédito me dice que lo hará ella y una vez que este en Madrid ya le daría el dinero. Insistí que sí me sacaba ella el billete del avión por Internet, le haría una transferencia a la cuenta que ella me dijera. Me dijo que no que cuando llegara.
Al día siguiente comentándolo a una vecina y amiga del complejo donde trabajo el detalle que tubo mi amiga madrileña, me dice... Juan, apúntame en una hoja tú nombre, DNI y el domicilio.
A continuación me dice que ella me lo haría. El 21 de junio ya tenía la reserva echa para los días indicados -Otro detalle de otra amiga como María Ángeles hacia mi persona- me dice que me llegara un sms al móvil y dentro de unos días recibirá unos impresos que me lo daría.
Semanas después –entrados en julio- me da los impresos y me dice que eso es como sí fuera el billete.
Mientras leo los blog, le mandó un comentario a una blogueras-os madrileñas-os; entre ellas Vega. Me responde a mi correo que estaría encantada quedar conmigo para tomar un café. Y, me manda su número de teléfono fijo y su número de móvil. Le llamó por la tarde cuando iba a entrar a cenar y quedamos en llamarnos unos días antes de viajar.
Llamó a Elena y se nuestra contenta el poder volvernos a ver y me aclara que le diga a que hora llegó, pues quiere ir a buscarme.
El día dos o tres de julio llamó a Larry y me dice que por supuesto que quedaríamos, es más le gustaría que fuera su invitado en la obra que iba a estrenar a finales de agosto. Le pido, sí en vez de una entrada puede conseguir dos más pagándole estás últimas a lo que me comenta que no lo sabía pero que contara con ellas y ya me daría una respuesta.
Y, ¿ el billete ?, pues creyendo María Ángeles y yo que lo teníamos… no aparece. Llega el 18 de agosto y llamó a Elena para felicitarla por su santo.
El 26 llamó a Larry me comenta que me esperaría y que le llamara cuando llegara. Se me ocurre confirmar lo que estábamos convencidos de que estaba bien hecho. Llamó a un 807 de la empresa que se ríen en pasado me dice no hay ninguna reserva a ese nombre. Le vuelvo a decir el código de confirmación y me siguen negando. Mientras trabajo veo a Fran -el marido de María Ángeles- y oye lo que le comenté. Llama a su chica y quedó con ella por la tarde -esa tarde trabajaba- en conserjería.
Me trae unos impresos confirmando del billete reservado y veo que hay una errata en el código de la reserva. Mira, Juan ves mañana al aeropuerto y que te aclaren no sea que falte algo y no nos de tiempo a corregirlo- me sugiere mientras le respondo -Sí por sí acaso, estos irlandeses, ya me han sacado vía móvil 20 €- ¡ quéééé !, como son estos seguro que lo hacen adrede- sentencia.
Mientras cojo el metro me visto a lo Indiana Co-Jones -por si tengo que dar latigazos- pues voy en busca del billete pagado en junio por María Ángeles y pagándoselo a ella a principio de agosto.
Llegó a Maníses y me pongo en cola. Una vez ya en la ventanilla la explicación que me dan, me recuerda al gran articulista Mariano José de Larra con su VUELVA USTED MAÑANA. No fue así pero casi.
Los impresos que llevaba encima eran la reserva pero no los billetes. Tiene que usted rellenar unos impresos tanto de ida como devuelta- a lo que le respondo -Mire quién me sacó el billete fue una amiga que lógicamente no tengo su número de tarjeta- y ella me aconseja -pues le recomiendo que contacte con ella, porque sin esos impresos no le dejaran entrar sin previo pago de 40 €. Me vuelvo a casa maldiciendo en hebreo y en japonés a los irlandeses. Como me tocaba trabajar esa noche, también, entró un poco antes para poder hablar con mi vecina. Le explico lo sucedido -Tranquilo, Juan mañana desde la Universidad te lo imprimo.
La tarde del día siguiente estaba durmiendo -había trabajado la noche anterior y trabajaba la noche siguiente- llaman a casa y José me dice que era para mi. Era Maria Ángeles para decirme que faltaba un dato.
Le pedían la fecha de caducidad del DNI. -Joder, no me pedirán mañana la primera papilla que comí- mientras ella me daba la razón de como eran estos irlandeses. Me indica como lo debo hacer y le acompañó al coche. Subo y ¡ hala !, otra vez a llamar al 807 que me cuesta otros 15 € una vez rectificado la fecha me dice ahora tiene que volver a imprimir los impresos que son los billetes sino no lo dejaran subir me enfado diciéndoles -oiga ya me he gastado 35 € con estas llamaditas de tres minutos- la operadora matiza con acento británico - Sí señor, lo sentimos por las molestias que le hayamos podido ocasionar pero sí no hace está operación no le dejaran embarcar -. Total que con los pelos de punta -los pocos que me quedan- me marcho a una tienda de ordenadores e imprimo los billetes correspondientes con los datos ya -creo- correctos.
Pasó la jornada laboral sin ninguna anomalía y un vecino -taxista- me está esperando ya para salir hacia el aeropuerto. Salgo exactamente a las 07:00 h. del sábado y quince minutos después, estoy entrando ya en la primera planta y dispuesto a embarcar. Cuando llegó al control me doy cuenta que me llevó la llave del cuadro eléctrico y mientras está pasando la bolsa la policía me hace abrir la bolsa para confiscarme la botellita de agua que había cogido de la pecera para poder tomarme la pastilla de la tensión. Una vez ya subsanado el incidente del agua, busco la calle donde parte la nave que me llevara a Madrid A chis.
Me pongo en cola para el último control antes de entrar al aparato y empiezo a pensar sí para recochineo me pidan el Graduado Escolar -que no lo tengo y espero sacarlo este año por la UNED- o la primera papilla.

Cuando pasó y en fila india me pregunto por donde entrar. Mientras me lo pregunto en voz alta la chica que tengo detrás me suelta... no te preocupes, el primer asiento que veas libre, te sientas me sugiere.

Subo por la parte de atrás y veo que sólo hay tres asientos vacíos. Enseguida una de las azafatas me hace levantar y me dice... señor, señor discúlpeme, usted no va en ese asiento con el billete que tiene. Venga conmigo, mire tenga está cuerdecita y pegamento y medio. Ahora con cuidado salga al ala derecha y átese y péguese con el pegamentito. Mire tendrá suerte, pues con la calor que hace tendrá un fresquito muy agradable. Yo pienso en estrangularla o empujarla directamente es la gran duda que tengo. Mientras los demás viajeros me miran con una mirada de pena, incluso alguna viejecita de 853 años –cumplidos recientemente el 31 de febrero- suelta pobre desgraciado, no tiene ni para sentarse dignamente.
Ya arriba vuelvo a llamar a la chica para pedirle agua para tomarme la pastilla de la tensión a lo que me suelta lo siento, usted no tiene derecho a agua, encima que el billete le cuesta que ni tirado va y me pide unos lujos que ni en Onasis me abronca.
Como acababa de salir por la noche del trabajo y a pesar de estar al aire libre empiezo a cerrar los ojos.
Cuando ya he cogido el gusto y colgado que estoy como un astronauta oigo a la azafata señores pasajeros, en unos cinco minutos aterrizaremos en el aeropuerto internacional de Baraja- yo le sugiero -puede dar una vueltecita más y aterrizar dentro de unas horitas. es que ya le cogido el sueño. no me seas cabrona y llámame sobre las once de la mañana.

Ella y los demás viajeros me miran de muy malas pulgas sacándome los dientes. A ver el mellao, sí sigue con esa actitud le soltamos directamente.
Empiezo a pensar ME TIENEN MANÍA.